Y para hacerlo, recurriré a mi propia experiencia. Pero, antes de nada, pongámonos en situación: 1996, Noche de los Machos, famosa por la alta concentración de alcohol, derivados del cannabis y glutamato en cantidades industriales, sin la presencia de ninguna bambina, como el nombre indica; esa típica noche con los colegas donde te hinchas a ver todo aquello que resultaría imposible delante de espectadores más selectos, cosillas como "Plan 9" o "El ejército de las tinieblas". La noche va avanzando y las películas se acaban antes que las drogas, que empiezan a dar notorios resultados; alguien sugiere bajar al video club a alquilar otra; de puta madre, la noche es joven.
Y sube visiblemente emocionado, le falta tiempo para comunicarnos que ha pillado la última de Clint Eastwood. Trato de hacer memoria ¿por qué no fuí a verla al cine?. Demasiado alcohol, no puedo pensar con claridad.
Harry y su pistolón.
Ahí está, ese es Harry Callahan, Harry EL SUCIO, el tío más duro que te puedas echar a la cara. Pero...¿Qué hace tonteando con esa abuela? ¿Cómo habéis dicho que se llama la película? ¿Qué es esto? ¿amor desde el geriátrico?
Algunos, para animar el cotarro, porque los ánimos se han venido abajo, proponen alegrar la fiesta poniendo la porno del plus. Demasiado tarde, en tu cabeza solo hay sitio para esa imagen de Harry decrépito con su Magnum 44 flácida.
Y es que todo friki ha de enfrentarse en algún momento a situaciones como esta; construimos mitos en altares de barro que tienden a derruirse al menor contratiempo, con las correspondiente secuelas psicológicas.
Otro ejemplo, que seguro que habéis vivido en vuestras propias carnes, es el de Frank Miller, ese tío del que dicen que fue el corazón en la década que Alan Moore era el cerebro.
Todos, en mayor o menor medida, hemos ido siguiendo su carrera: disfrutamos como enanos de sus etapas en Daredevil, nos arrodillamos ante su versión del señor de la noche y le seguimos hasta la ciudad del pecado, cuando decidió emanciparse. Y por el camino incluso le perdonamos cosas como los guiones de Robocop 2 y 3.... ¿y cómo nos lo paga?
No, Batman, otra vez no... aún me duele el cerito.
Pero señor Miller ¿qué prentende al copiar descaramente los peores vicios de esos compañeros tan talentosos como son Claremont y Bendis? Insufribles textos de apoyo que se repiten viñeta tras viñeta, eso sí, plagadito de imágenes que están pidiendo a gritos una mente limpia, porque, en las manos equivocadas, pueden dar mucho juego.
Ay, icono de Batman, cuanto daño te han hecho. Como si Schumacher no te hubiera maltratado bastante, con esos trajes marcapezones.
Aún así, el Batman de Schumacher no es, ni de lejos, la peor, y a la vez, mas grande, de las adaptaciones cinematográficas de nuestros queridos héroes. Ese dudoso honor lo ostenta "Captain America: The movie", cuyo traje es uno de los más deseados en Chueca.
Si, esta A si significa americon.
Y no solo el traje, la película en sí es un horror de proporciones bíblicas, con un Capi totalmente desfasado que no duda en robarte el buga en cuanto tiene oportunidad (y con un truquito que haria sonrojarse hasta a los teletubbies) ni en liarse con la nieta de su ex-novia porque le recuerda a ella; un despropósito de principio a fin que cualquier persona podría atajar dando al stop el primer minuto; cualquier persona, menos un friki, que tiene que papearsela enterita por que no le gusta, le apasiona, esta pelicula es una obra maestra.Te amo Bernie!!!!
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